Os tengo que confesar que no recuerdo exactamente qué sucedió después. No recuerdo las palabras entre mi marido y yo, no recuerdo qué hicimos! (la matrona ya nos avisó que son momentos tan intensos que a veces se te olvidan cosas). Lo que sí recuerdo es la imposibilidad de coger a mi niño en brazos, me refiero a estar de pie o sentada y sostenerlo en brazos sin que nadie te lo aguante. Me sentí tan mal... le necesitaba tanto y no podía casi cogerle!! Mi marido me lo puso entre mis brazos, claro que sí, pero sin él no podía cogerlo sola. Y mi primer día como madre pasó así, sin poder coger a mi bebé y abrazarlo y darle el pecho como cualquier otra madre.
A parte de esto, por si no era suficiente para mí, por la tarde sufrí tanto dolor, tanto, tanto dolor. Nadie me dijo que eso podía pasar, nadie me contó que algunas cesáreas terminan con dolores fuertes. Nadie!! Pero no fue solo por la herida, fue por los entuertos que sufrí, todos de golpe, todos en 4 horas, todos. Era como tener unas manos dentro de la tripa apretando todo el rato. No podía dejar de llorar, y a la vez no podía llorar por el dolor de la tripa, apenas podía ni hablar!! Pedí más calmantes pero la enfermera de prácticas que me atendió de mala gana me dijo que hasta que no pasaran justo las 6 horas no podía ponerme nada más. Luego, por la noche, una enfermera mayor me dijo literalmente "Te voy a poner otro calmante que aunque no te toque aun no pasa nada, no quiero verte sufrir tanto". Es decir, que si la enfermera de la tarde hubiera tenido alma, no me habría hecho pasar por aquél infierno.
¿Y qué hacía mi bebé mientras yo me moría? dormir. Estuvo toda la tarde durmiendo, como si supiera que debía estar tranquilito para que yo no sufriera más.
¿Y qué pasó también? que desde ese día, para mí, mi suegra ha dejado de ser alguien a quien respetar. Les pedimos a nuestras familias que por favor, hasta que no les llamáramos no vinieran a vernos porque yo no iba a tener un parto normal, iba a operarme, y no sabíamos cómo estaría luego. Mi familia lo respetó al 100%. Pero ella, mi suegra, no le dijo nada a nadie, así que todos vinieron, y cuando digo todos, digo 11 personas a la vez, en la habitación, justo por la tarde cuando yo me estaba retorciendo de dolor. Y nadie me preguntó cómo estaba. Para mí fue horrible, no sólo el dolor físico y psíquico (por no poder estar con mi bebé como dios manda), sino el descubrir la falta de afecto y respeto que mi suegra tenía por mi. A ella solo le importaba que todas sus hermanas le dijeran "enhorabuena, ya eres abuela!". Y aún estamos esperando que nos diga, a su hijo o a mí "enhorabuena, ya sois papás, es un bebé precioso", o algo parecido. Nada. Ni me preguntó por mí, por la operación, por qué había vivido allí dentro del quirófano, cómo había sido, nada de nada!! ni ese día, ni al otro, ni al otro, ni nunca.
La noche la pasé mal, pero mejor comparado con la tarde. Al día siguiente me levantaron entre dos enfermeras. Qué sensación más dolorosa cuando te levantas... parece que se te vaya a abrir todo! Fui muuuy poco a poco hasta el baño. Y luego volví a la cama. Pasé el día con calmantes y todavía sin comer. Me levantaba a ratitos, andaba un minuto y me volvía a acostar o sentar. La gente siguió visitándonos, y estábamos agotados y sin ganas de ver a nadie. Porque por muy feliz que estuviéramos, la situación después de la cesárea no es agradable para que todos te vean, al menos en un hospital público.
Por la noche me dieron de cenar blandito. Y poco a poco fui pudiendo coger a mi bebé en brazos, estar de pie con él , le pude cambiar el pañal al 2º día, ya podía cuidar mejor de él.
Y al 4º día me dieron el alta.
Balbuceos y Pasitos
Diario de una mami primeriza que, con balbuceos y pequeños pasitos, se va adentrando en un mundo totalmente nuevo y maravilloso, ¡el mundo de la maternidad!
martes, 20 de septiembre de 2011
En contra de la lactancia materna OBLIGATORIA
Queridas madres y futuras madres,
la lactancia materna es maravillosa, es un acto especial y único en el que se comparten muchos sentimientos y sensaciones, te ríes, lloras de felicidad...
lloras de dolor, lloras por las dificultades que surgen y que no puedes solucionar, lloras por estar todo el día en casa sin vestirte con la teta fuera porque el niño quiere comer sin parar, pero a ratitos. Las madres tienen grietas de las que les sale sangre cada vez que dan el pecho, sufren mastitis dolorosísimas y peligrosas si no se tratan bien, etc. Y cuando para una madre, la lactancia es una pesadilla en vez de un momento especial y precioso, entonces, se la juzga por querer parar y se le niega la posibilidad de hacerlo. Estoy realmente indignada por la terquedad, testarudez y falta de tolerancia de algunos médicos, matronas, pediatras, y gente en general.
No hablo por mí, le he dado el pecho a mi hijo hasta los 5 meses, y lo he dejado porque al final siempre se quedaba con hambre y acabó por terminarse la leche. Sufrí mastitis, pero no sufrí el dolor de las grietas. Fui a una de las reuniones de un grupo de lactancia, y no volví más (en vez de un grupo de apoyo, os aseguro que parecía una secta, ya que la tolerancia es CERO con las madres que dan biberón). Tuve algún problemilla de actitud (mi bebé se retorcía y gritaba a veces cuando mamaba, y lo que le ocurría es que tenía sueño y no hambre) que mi matrona resolvió. He reído mucho dándole el pecho a mi bebé, por lo precioso y a veces gracioso que era, con su carita de pillín. Si tengo otro hijo, le daré el pecho de nuevo.
Hablo por las miles de madres a las que las juzgan tanto que acaban por sufrir depresión. Madres que realmente sufren (por distintos motivos) cada vez que tienen que darle el pecho a sus bebés, y sufren tanto que acaban odiando ese momento. ¿Por qué, entonces, algunos profesionales y algunas personas les niegan la opción de dar biberón? ¿vale más una madre con depresión que no quiere o puede cuidar de su recién nacido que da el pecho, que una madre feliz y tranquila dando biberón? ¿por qué si somos solidarios y aceptamos y aprobamos la lactancia materna, no lo somos con aquellas madres que no pueden, o simplemente no quieren, amamantar a sus hijos? ¿por qué esos extremismos tan poco solidarios?
la lactancia materna es maravillosa, es un acto especial y único en el que se comparten muchos sentimientos y sensaciones, te ríes, lloras de felicidad...
lloras de dolor, lloras por las dificultades que surgen y que no puedes solucionar, lloras por estar todo el día en casa sin vestirte con la teta fuera porque el niño quiere comer sin parar, pero a ratitos. Las madres tienen grietas de las que les sale sangre cada vez que dan el pecho, sufren mastitis dolorosísimas y peligrosas si no se tratan bien, etc. Y cuando para una madre, la lactancia es una pesadilla en vez de un momento especial y precioso, entonces, se la juzga por querer parar y se le niega la posibilidad de hacerlo. Estoy realmente indignada por la terquedad, testarudez y falta de tolerancia de algunos médicos, matronas, pediatras, y gente en general.
No hablo por mí, le he dado el pecho a mi hijo hasta los 5 meses, y lo he dejado porque al final siempre se quedaba con hambre y acabó por terminarse la leche. Sufrí mastitis, pero no sufrí el dolor de las grietas. Fui a una de las reuniones de un grupo de lactancia, y no volví más (en vez de un grupo de apoyo, os aseguro que parecía una secta, ya que la tolerancia es CERO con las madres que dan biberón). Tuve algún problemilla de actitud (mi bebé se retorcía y gritaba a veces cuando mamaba, y lo que le ocurría es que tenía sueño y no hambre) que mi matrona resolvió. He reído mucho dándole el pecho a mi bebé, por lo precioso y a veces gracioso que era, con su carita de pillín. Si tengo otro hijo, le daré el pecho de nuevo.
Hablo por las miles de madres a las que las juzgan tanto que acaban por sufrir depresión. Madres que realmente sufren (por distintos motivos) cada vez que tienen que darle el pecho a sus bebés, y sufren tanto que acaban odiando ese momento. ¿Por qué, entonces, algunos profesionales y algunas personas les niegan la opción de dar biberón? ¿vale más una madre con depresión que no quiere o puede cuidar de su recién nacido que da el pecho, que una madre feliz y tranquila dando biberón? ¿por qué si somos solidarios y aceptamos y aprobamos la lactancia materna, no lo somos con aquellas madres que no pueden, o simplemente no quieren, amamantar a sus hijos? ¿por qué esos extremismos tan poco solidarios?
lunes, 9 de mayo de 2011
Cesárea programada II
¡Hola de nuevo!
Disculpad la espera, os dije que os escribiría después de la cesárea y ya ha pasado un mes... sin duda no tenía ni idea de lo que me esperaba cuando dije que escribiría al día siguiente de la operación. Os cuento.
No sé si todas las cesáreas son iguales, es decir, no sé si todas las mujeres sufren lo mismo con una cesárea, pero os contaré mi caso, paso a paso:
Ingreso en el hospital el miércoles 6 de abril a las 6 de la tarde. Llegué con mi madre ya que mi marido salía de trabajar a las 7. Me metieron a monitores durante casi una hora, y luego me pusieron la vía en la muñeca. Se supone que esto apenas duele, pero no fue así para mí. En la vía te sacan sangre para hacerte análisis en ese momento, y conmigo resultó que los botes no iban bien y estuvo la enfermera al menos 10 minutos urgando, moviendo, clavando, y no había manera. No quiero ni recordar lo que me dolió aquello, de verdad que fue mucho dolor, y yo pensaba "empezamos bien...".
Luego me llevaron a la habitación, y allí estuve hasta que me entraron la cena con unas pastillas para proteger el estómago (no sabía yo para qué...). Pasamos la noche sin apenas dormir, muchos nervios, la cama muy dura, y el sillón de mi marido tres cuartos de lo mismo.
Jueves 7 de abril: se me llevan a la sala de dilatación a las 8 de la mañana, y tanto los que me esperaban fuera como yo pensábamos que en una horita estaría ya todo terminado. Resultó que había otra cesárea y la cogieron a ella primero, así que allí me quedé esperando en la sala de dilatación. Entraban y salían enfermeras, matronas, y sobre todo, chicas de prácticas. Debo decir que eran todas muy majas, se presentaban, hablaban conmigo e intentaban tranquilizarme, porque os debo confesar que mi cuerpo no paraba de temblar, y no podía controlarlo, de los nervios y el miedo escondido que sentía. Me pusieron la sonda para el pis, que por cierto es bastante incómoda, escuece (pero no duele). Llamaron al cabo de mucho rato a mi marido para que estuviera un rato conmigo (menos mal porque estuve allí hasta las 11). Y luego llegó el momento... a quirófano. Dos mujeres mayores muy amables y con un trato muy cálido me llevaron hasta un pasillo donde el anestesista, también muy simpático, me hizo algunas preguntas (todo esto con mi cuerpo temblando de los pies a la cabeza, como si tuviera convulsiones, pero eran temblores incontrolables). Yo no paraba de disculparme, les decía que no sabía por qué temblaba y todos me decían que era normal, que estuviera tranquila, que no pasaba nada...
Entré en el quirófano, me senté en la mesa y una de las mujeres me sujetó con la espalda curvada para que el anestesista pudiera ponerme la epidural..."no te muevas", y yo cagada de miedo (perdón por la expresión), pero tengo que decir que no se nota nada, no noté absolutamente nada, ni pinchazo, ni nada de nada. Entonces me tumbaron con la cabeza un poco más baja que los pies, me pusieron la tela que no te deja ver el resto del cuerpo ni a los que te operan, y el anestesista me pellizcó en la tripa..."No notas esto verdad?" "Sí que lo noto!!". Si ya estaba nerviosa, no os puedo ni explicar cómo me puse cuando se suponía que ya no debía sentir nada de tripa para abajo y yo aún sentía todo, no paraba de pensar "¿¿¿¿y si me empiezan a cortar y yo aún siento????". Estuvimos unos cuantos minutos así, cada vez me inclinaban más la cabeza y levantaban más los pies, para que la anestesia corriera rápido. El anestesista me decía que tendría que ponerme anestesia general, y yo no quería porque entonces no vería a mi bebé... son muchas cosas para un momento así, son demasiados pensamientos, demasiadas cosas desconocidas...
Al final dejé de sentir las piernas, y empezó la operación. Os tengo que decir que no es nada agradable oír las famosas palabras "bisturí, aspirador,etc" mientras notas tirones y toqueteos en la tripa, porque se nota todo pero no se siente nada. Entonces noté cómo iban presionando la tripa y oí "ya veo las nalgas" y en un minuto sacaron a mi bebé; yo ví dos manos con mi bebé chorreando de líquido amniótico y de repente su llanto, y lloré... lloré de felicidad y de impotencia, de saber que mi bebé ya estaba en el mundo y yo no lo podía coger ni tocar ni ver ni sentir.... ahora que os lo estoy escribiendo me vuelven las ganas de llorar.
Se lo llevaron, no sé dónde porque nadie dijo nada, ellos terminaron con la operación, y al cabo de un tiempo, unos minutos supongo, me lo volvieron a traer ya limpio y tapadito, me lo acercaron a la cara para que le diera un beso, y adiós de nuevo.
Los médicos fueron todos muy majos, estuvimos hablando de cosas durante la operación, se pasó rápido, y cuando terminaron me llevaron a la sala de obervación. Estuve una hora y media, más o menos, y no podía dejar de sonreir al recordar los poquitos segundos que había tenido contacto con mi pequeñín.
En la vía tenía puesto suero y también calmantes (nolotil), y ya no notaba nada de la sonda ni el dolor de espalda por culpa de la cama del hospital.
Cuando vieron que todo iba bien me llevaron a la habitación donde estaba mi marido con el bebé en brazos; salieron las visitas para que pudiéramos estar solos, y lo peor de todo para mí es que no le podía coger en brazos. Mi marido me lo puso a mi lado en la cama y por fin pude estar cerquita de él.
Por cierto, se supone que el padre tiene derecho a estar 2 horas piel con piel con el niño, aseguráos de eso porque entre pitos y flautas él sólo estuvo media hora, y nada de inmediatamente después del nacimiento, entre que una enfermera preguntaba unas cosas, otra revisaba unos papeles, y mil historias, el bebé estuvo su primera hora de vida dentro de la cuna sin contacto alguno con nadie.
Y esto es lo que sucede en una cesárea, supongo que esto es lo común a todas las cesáreas. Ahora seguiré contando mi historia particular.
Disculpad la espera, os dije que os escribiría después de la cesárea y ya ha pasado un mes... sin duda no tenía ni idea de lo que me esperaba cuando dije que escribiría al día siguiente de la operación. Os cuento.
No sé si todas las cesáreas son iguales, es decir, no sé si todas las mujeres sufren lo mismo con una cesárea, pero os contaré mi caso, paso a paso:
Ingreso en el hospital el miércoles 6 de abril a las 6 de la tarde. Llegué con mi madre ya que mi marido salía de trabajar a las 7. Me metieron a monitores durante casi una hora, y luego me pusieron la vía en la muñeca. Se supone que esto apenas duele, pero no fue así para mí. En la vía te sacan sangre para hacerte análisis en ese momento, y conmigo resultó que los botes no iban bien y estuvo la enfermera al menos 10 minutos urgando, moviendo, clavando, y no había manera. No quiero ni recordar lo que me dolió aquello, de verdad que fue mucho dolor, y yo pensaba "empezamos bien...".
Luego me llevaron a la habitación, y allí estuve hasta que me entraron la cena con unas pastillas para proteger el estómago (no sabía yo para qué...). Pasamos la noche sin apenas dormir, muchos nervios, la cama muy dura, y el sillón de mi marido tres cuartos de lo mismo.
Jueves 7 de abril: se me llevan a la sala de dilatación a las 8 de la mañana, y tanto los que me esperaban fuera como yo pensábamos que en una horita estaría ya todo terminado. Resultó que había otra cesárea y la cogieron a ella primero, así que allí me quedé esperando en la sala de dilatación. Entraban y salían enfermeras, matronas, y sobre todo, chicas de prácticas. Debo decir que eran todas muy majas, se presentaban, hablaban conmigo e intentaban tranquilizarme, porque os debo confesar que mi cuerpo no paraba de temblar, y no podía controlarlo, de los nervios y el miedo escondido que sentía. Me pusieron la sonda para el pis, que por cierto es bastante incómoda, escuece (pero no duele). Llamaron al cabo de mucho rato a mi marido para que estuviera un rato conmigo (menos mal porque estuve allí hasta las 11). Y luego llegó el momento... a quirófano. Dos mujeres mayores muy amables y con un trato muy cálido me llevaron hasta un pasillo donde el anestesista, también muy simpático, me hizo algunas preguntas (todo esto con mi cuerpo temblando de los pies a la cabeza, como si tuviera convulsiones, pero eran temblores incontrolables). Yo no paraba de disculparme, les decía que no sabía por qué temblaba y todos me decían que era normal, que estuviera tranquila, que no pasaba nada...
Entré en el quirófano, me senté en la mesa y una de las mujeres me sujetó con la espalda curvada para que el anestesista pudiera ponerme la epidural..."no te muevas", y yo cagada de miedo (perdón por la expresión), pero tengo que decir que no se nota nada, no noté absolutamente nada, ni pinchazo, ni nada de nada. Entonces me tumbaron con la cabeza un poco más baja que los pies, me pusieron la tela que no te deja ver el resto del cuerpo ni a los que te operan, y el anestesista me pellizcó en la tripa..."No notas esto verdad?" "Sí que lo noto!!". Si ya estaba nerviosa, no os puedo ni explicar cómo me puse cuando se suponía que ya no debía sentir nada de tripa para abajo y yo aún sentía todo, no paraba de pensar "¿¿¿¿y si me empiezan a cortar y yo aún siento????". Estuvimos unos cuantos minutos así, cada vez me inclinaban más la cabeza y levantaban más los pies, para que la anestesia corriera rápido. El anestesista me decía que tendría que ponerme anestesia general, y yo no quería porque entonces no vería a mi bebé... son muchas cosas para un momento así, son demasiados pensamientos, demasiadas cosas desconocidas...
Al final dejé de sentir las piernas, y empezó la operación. Os tengo que decir que no es nada agradable oír las famosas palabras "bisturí, aspirador,etc" mientras notas tirones y toqueteos en la tripa, porque se nota todo pero no se siente nada. Entonces noté cómo iban presionando la tripa y oí "ya veo las nalgas" y en un minuto sacaron a mi bebé; yo ví dos manos con mi bebé chorreando de líquido amniótico y de repente su llanto, y lloré... lloré de felicidad y de impotencia, de saber que mi bebé ya estaba en el mundo y yo no lo podía coger ni tocar ni ver ni sentir.... ahora que os lo estoy escribiendo me vuelven las ganas de llorar.
Se lo llevaron, no sé dónde porque nadie dijo nada, ellos terminaron con la operación, y al cabo de un tiempo, unos minutos supongo, me lo volvieron a traer ya limpio y tapadito, me lo acercaron a la cara para que le diera un beso, y adiós de nuevo.
Los médicos fueron todos muy majos, estuvimos hablando de cosas durante la operación, se pasó rápido, y cuando terminaron me llevaron a la sala de obervación. Estuve una hora y media, más o menos, y no podía dejar de sonreir al recordar los poquitos segundos que había tenido contacto con mi pequeñín.
En la vía tenía puesto suero y también calmantes (nolotil), y ya no notaba nada de la sonda ni el dolor de espalda por culpa de la cama del hospital.
Cuando vieron que todo iba bien me llevaron a la habitación donde estaba mi marido con el bebé en brazos; salieron las visitas para que pudiéramos estar solos, y lo peor de todo para mí es que no le podía coger en brazos. Mi marido me lo puso a mi lado en la cama y por fin pude estar cerquita de él.
Por cierto, se supone que el padre tiene derecho a estar 2 horas piel con piel con el niño, aseguráos de eso porque entre pitos y flautas él sólo estuvo media hora, y nada de inmediatamente después del nacimiento, entre que una enfermera preguntaba unas cosas, otra revisaba unos papeles, y mil historias, el bebé estuvo su primera hora de vida dentro de la cuna sin contacto alguno con nadie.
Y esto es lo que sucede en una cesárea, supongo que esto es lo común a todas las cesáreas. Ahora seguiré contando mi historia particular.
miércoles, 6 de abril de 2011
Cesárea programada I
Os tengo que decir que, al final, me harán la cesárea programada mañana jueves 7 de abril. Fui ayer a monitores y el bebé está perfectamente pero como sigue de nalgas y tengo muchas contracciones de Braxton Hicks, no se quieren arriesgar a que me ponga de parto y no haya quirófano en seguida. Esta tarde a las 18h ingresaré, me prepararán (que no tengo ni idea de lo que me van a hacer) y mañana por la mañana aún no sé a qué hora me harán la cesárea.
Nuestras familias están increíblemente contentas y felices, no paran de llamarnos, "mañana serás mamá!!" dicen. Y yo estoy muy feliz pero no estoy radiante, tengo que confesarlo, y es porque antes de ver a mi bebé me van a intervenir quirúrgicamente, con anestesia, con todo, y tengo miedo, me da respeto, es la primera vez que voy a estar ingresada en un hospital, y todo eso está frenando que explote de felicidad. No debo sentirme culpable, ¿verdad? Supongo que esta mezcla de sentimientos será común a todas las mamis, o a casi todas, ¡eso espero!
Mañana, si puedo, y si no el viernes, os contaré cómo ha ido todo, en qué consiste la cesárea programada, qué ocurre después con el bebé y el padre, etc. Espero así ayudar (o al menos informar) a todas aquellas futuras mamás que van a tener a sus hijos con una cesárea.
¡Mañana ya seré mamá!
Nuestras familias están increíblemente contentas y felices, no paran de llamarnos, "mañana serás mamá!!" dicen. Y yo estoy muy feliz pero no estoy radiante, tengo que confesarlo, y es porque antes de ver a mi bebé me van a intervenir quirúrgicamente, con anestesia, con todo, y tengo miedo, me da respeto, es la primera vez que voy a estar ingresada en un hospital, y todo eso está frenando que explote de felicidad. No debo sentirme culpable, ¿verdad? Supongo que esta mezcla de sentimientos será común a todas las mamis, o a casi todas, ¡eso espero!
Mañana, si puedo, y si no el viernes, os contaré cómo ha ido todo, en qué consiste la cesárea programada, qué ocurre después con el bebé y el padre, etc. Espero así ayudar (o al menos informar) a todas aquellas futuras mamás que van a tener a sus hijos con una cesárea.
¡Mañana ya seré mamá!
martes, 29 de marzo de 2011
Batido de sentimientos
La llegada de mi bebé es inminente, no porque quede poco, sino porque seguramente la semana que viene se me programe la cesárea, así que veré a mi pequeñín la semana que viene, le tendré en mis brazos, le sentiré... y he de confesaros que siento tantas cosas...
Siento miedo cuando pienso en la cesárea, en la recuperación que tarda más días que un parto natural, en la anestesia por mi baja tensión arterial, miedo por no poder amamantar bien a mi bebé ya que cuesta más, miedo por estar con pocas ganas de que venga nadie a visitarme al hospital, de discusiones porque la gente se ofenda. Miedo por las dudas, supongo que normales, de no saber cuidar del pequeño, de no saber cogerle, de no saber bañarle, de no saber nada!!
Siento emoción cuando pienso en verle la carita, en tener a esa nueva personita en mis brazos, en abrazarle y darle todo mi amor. Mucha felicidad cuando imagino situaciones con él, días festivos, vestirle con su ropita recién comprada, etc.
Siento miedo por tener una tercera persona en casa, entre mi marido y yo.
Siento alegría por tenerle en casa, entre mi marido y yo.
Siento miedo al ver que todas mis prioridades, mi día a día de ahora, cambiará para siempre. Ahora todo lo que parecía importante pasará a un segundo plano. ¿Y yo cambiaré?
Siento emoción por el nuevo mundo que me espera.
Esto es algo muy grande, muy común para la humanidad pero muy grande para el indivíduo. Yo espero hacerlo bien, espero recuperarme pronto, espero disfrutar al máximo, espero amarle incondicionalmente, le espero a él con ansias.
Te quiero pequeñín!!
Siento miedo cuando pienso en la cesárea, en la recuperación que tarda más días que un parto natural, en la anestesia por mi baja tensión arterial, miedo por no poder amamantar bien a mi bebé ya que cuesta más, miedo por estar con pocas ganas de que venga nadie a visitarme al hospital, de discusiones porque la gente se ofenda. Miedo por las dudas, supongo que normales, de no saber cuidar del pequeño, de no saber cogerle, de no saber bañarle, de no saber nada!!
Siento emoción cuando pienso en verle la carita, en tener a esa nueva personita en mis brazos, en abrazarle y darle todo mi amor. Mucha felicidad cuando imagino situaciones con él, días festivos, vestirle con su ropita recién comprada, etc.
Siento miedo por tener una tercera persona en casa, entre mi marido y yo.
Siento alegría por tenerle en casa, entre mi marido y yo.
Siento miedo al ver que todas mis prioridades, mi día a día de ahora, cambiará para siempre. Ahora todo lo que parecía importante pasará a un segundo plano. ¿Y yo cambiaré?
Siento emoción por el nuevo mundo que me espera.
Esto es algo muy grande, muy común para la humanidad pero muy grande para el indivíduo. Yo espero hacerlo bien, espero recuperarme pronto, espero disfrutar al máximo, espero amarle incondicionalmente, le espero a él con ansias.
Te quiero pequeñín!!
viernes, 4 de marzo de 2011
Ejercicios por si viene de nalgas
Estos son los ejercicios y posturas que me han recomendado para ayudar al bebé a ponerse en la posición correcta. Más adelante os diré si han dado resultados o no, aunque, claro está, que se ponga bien no depende sólo de los ejercicios que haga.
1. Andar a gatas. Podemos andar a gatas por casa 10 minutos por la mañana y 10 minutos por la tarde. Si os duelen las rodillas podéis poneros algo atado a modo de almohadilla (una tela gorda doblada,...)
2. Técnica del manteo. Para esto necesitaréis que haya otra persona ayudándoos. Os tumbáis boca arriba con una manta finita o una sábana estirada por debajo de la cadera. La otra persona se ha de poner de pie encima vuestra con ambos lados de la sábana (o manta) sujetos por las manos e ir estirándolos con suavidad a modo de balanceo hasta contar 9 veces, y en la número 10 os debe de poner de lado (elegid siempre el lado hacia el que el bebé ha de girarse).
3. Aplicar calor en la parte externa de la uña del dedo pequeño del pie (pero el calor ha de ser con una cerilla o un palito de incienso encendido, y por favor, cuidado no os queméis!!)
4. Bailar!! bailar contoneando las caderas es una de las mejores cosas que podemos hacer (así que ya sabéis, a practicar la danza del vientre todos los días!)
5. Pelota. Hay que utilizar la pelota para sentarnos encima y, de nuevo, contonear la cadera de un lado a otro.
6. ¡Culito en pompa! Nos tumbamos en la cama, apoyamos la cabeza y los hombros en ella y elevamos el trasero. Debemos estar unos 15 minutos cada dos horas en esta posición.
¡Suerte a todas!
1. Andar a gatas. Podemos andar a gatas por casa 10 minutos por la mañana y 10 minutos por la tarde. Si os duelen las rodillas podéis poneros algo atado a modo de almohadilla (una tela gorda doblada,...)
2. Técnica del manteo. Para esto necesitaréis que haya otra persona ayudándoos. Os tumbáis boca arriba con una manta finita o una sábana estirada por debajo de la cadera. La otra persona se ha de poner de pie encima vuestra con ambos lados de la sábana (o manta) sujetos por las manos e ir estirándolos con suavidad a modo de balanceo hasta contar 9 veces, y en la número 10 os debe de poner de lado (elegid siempre el lado hacia el que el bebé ha de girarse).
3. Aplicar calor en la parte externa de la uña del dedo pequeño del pie (pero el calor ha de ser con una cerilla o un palito de incienso encendido, y por favor, cuidado no os queméis!!)
4. Bailar!! bailar contoneando las caderas es una de las mejores cosas que podemos hacer (así que ya sabéis, a practicar la danza del vientre todos los días!)
5. Pelota. Hay que utilizar la pelota para sentarnos encima y, de nuevo, contonear la cadera de un lado a otro.
6. ¡Culito en pompa! Nos tumbamos en la cama, apoyamos la cabeza y los hombros en ella y elevamos el trasero. Debemos estar unos 15 minutos cada dos horas en esta posición.
¡Suerte a todas!
Vacuna recordatoria del tétanos
Ayer me decidí a ponerme esta vacuna, gracias al consejo de mi matrona (la buena, la de ahora). Me preguntó si tenía todos los recordatorios puestos y la verdad es que no me acordaba, y con la probabilidad alta de que me hagan cesárea, que implica dos cortes, uno externo y otro interno, me aconsejó que me la pusiera. Tenía un poco de miedo por si me hacía reacción y porque la otra matrona (la mala) me dijo que vacunarse era lo peor, que había muchas reacciones, y bla bla bla. La enfermera del centro me dijo que esta matrona (la mala) estaba en contra de todas las vacunas, incluso las de los niños (y de nuevo respiré tranquila al pensar que ya no tenía que volver a verla).
En fin, que me la puse y no me ha hecho ninguna reacción extraña, sólo me duele un poquito la zona del pinchazo, nada más. Y ahora me digo que menos mal que me la he puesto porque la última que me puse fue en el año 1984, con 4 años!!
Ahora estoy un poco más tranquila en mi cuenta atrás hacia el parto... o cesárea.
En fin, que me la puse y no me ha hecho ninguna reacción extraña, sólo me duele un poquito la zona del pinchazo, nada más. Y ahora me digo que menos mal que me la he puesto porque la última que me puse fue en el año 1984, con 4 años!!
Ahora estoy un poco más tranquila en mi cuenta atrás hacia el parto... o cesárea.
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