La llegada de mi bebé es inminente, no porque quede poco, sino porque seguramente la semana que viene se me programe la cesárea, así que veré a mi pequeñín la semana que viene, le tendré en mis brazos, le sentiré... y he de confesaros que siento tantas cosas...
Siento miedo cuando pienso en la cesárea, en la recuperación que tarda más días que un parto natural, en la anestesia por mi baja tensión arterial, miedo por no poder amamantar bien a mi bebé ya que cuesta más, miedo por estar con pocas ganas de que venga nadie a visitarme al hospital, de discusiones porque la gente se ofenda. Miedo por las dudas, supongo que normales, de no saber cuidar del pequeño, de no saber cogerle, de no saber bañarle, de no saber nada!!
Siento emoción cuando pienso en verle la carita, en tener a esa nueva personita en mis brazos, en abrazarle y darle todo mi amor. Mucha felicidad cuando imagino situaciones con él, días festivos, vestirle con su ropita recién comprada, etc.
Siento miedo por tener una tercera persona en casa, entre mi marido y yo.
Siento alegría por tenerle en casa, entre mi marido y yo.
Siento miedo al ver que todas mis prioridades, mi día a día de ahora, cambiará para siempre. Ahora todo lo que parecía importante pasará a un segundo plano. ¿Y yo cambiaré?
Siento emoción por el nuevo mundo que me espera.
Esto es algo muy grande, muy común para la humanidad pero muy grande para el indivíduo. Yo espero hacerlo bien, espero recuperarme pronto, espero disfrutar al máximo, espero amarle incondicionalmente, le espero a él con ansias.
Te quiero pequeñín!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario